Ésta semana nuestro tren baja las rampas y se hace accesible a una silla de rueda porque se sube Mª Luisa Ruiz-Jarabo. En su juventud tenía muchos deseos y sueños pero poco espacio para Dios. Solo rezaba cuando tenía exámenes. Su vida estaba llena de velocidad, iba de fiesta en fiesta probando todo tipo de droga. El esquí le apasionaba y llegó a ser subcampeona de Castilla de salto acrobático. Una mañana esquiando fuera de pista perdió el control y tuvo un accidente que le cambiaría la vida tanto física como espiritualmente. El accidente la dejó tetrapléjica, pero en vez de enfadarse con Dios esta experiencia le sirvió para acercarse a Él y tener esa relación que nunca había tenido. Aquí nos cuenta cómo el ser tetrapléjica no le deja quieta y aunque va en silla de ruedas va a Nepal, a Camboya, para llevar esa alegría que el Señor le da.