Amparo Medina: Maquinando la ideología de género 4/7

Capítulo 4º  de «Entre Profesionales: Leyes que rigen el mundo».

El cuarto programa de este bloque lleva por título “Maquinando la ideología de género.”. En él, Amparo Medina nos responde a las siguientes preguntas: ¿Qué es la ideología de género? ¿Cómo se está implantando en la sociedad? ¿Qué cambios sociales provoca? ¿Cómo cambia el papel de la mujer en la sociedad? ¿Cómo se engaña a la mujer a través de esta ideología?

Amparo Medina - experta en pastoral familiar y exfuncionaria de la ONU- irá desvelando a lo largo de los siete capítulos de este bloque de “Entre Profesionales”, que trata el tema “Leyes que rigen el mundo”, la manipulación de la que somos objeto por parte de importantes organismos, cuyo verdadero rostro desconocemos realmente.

La ONU y sus políticas no tienen secretos para Amparo Medina, que durante años apoyó la agenda y lideró las campañas de la poderosa organización para introducir sus proyectos a favor del aborto y de la ideología de género en Ecuador y en todo Latinoamérica. 


Queridos amigos de HM Televisión, continuamos con nuestros programas. Hemos tratado el tema de salud sexual reproductiva. Hemos tratado también un poco sobre las organizaciones que están detrás y el dinero que hay detrás de todo, pero ahora viene algo que a mí me preocupa muchísimo y que creo que es realmente, como decía Benedicto XVI, la rebelión de la criatura contra Dios, contra su Creador. Es verdad. Algo que me parece que es peor que la salud sexual reproductiva, peor que todas las políticas de la cultura de la muerte y que es como la cereza podrida de este pastel que nos están poniendo de la cultura de la muerte: la ideología de género.

La ideología de género es conocida con diferentes nombres: equidad de género, perspectiva de género, igualdad de géneros, pero todo esto ha venido generando todo un cambio cultural, social, de toda la sociedad a nivel internacional. Hay un sacerdote que falleció recientemente, Mons. Claudio Sanahuja, que trabajó muchísimos años directamente en la ONU, a petición de San Juan Pablo II, y él lo decía claramente: “Es una dictadura. La dictadura de la ideología de género se está implantando en todos nuestros países”. Tú puedes hablar en contra del planeta. Puedes hablar en contra hasta de los animales, porque los verdes no han llegado hasta el punto de dictadura. Puedes hablar de un montón de cosas pero, ¡ay! como toques el tema de los grupos LGTBI, ¡ay! como toques el tema de la homosexualidad, ¡ay! como toques el tema de adopción… Seguro, que si ahora ellos me estuvieran escuchando, ya estarían poniéndome una orden de prisión y queriéndome mandar a la cárcel, porque se toca todo, menos ese tema.

Pero, qué es la ideología de género. Bueno, la ideología de género nace en el siglo XIX. Empezó con los grupos feministas, el mayo del 68 francés… Simone de Beauvoir acuña una frase que todo el mundo lo tomó como algo muy inofensivo. "La mujer no nace se hace". Invitando a los compañeros de la revuelta a que se unan a esta defensa por los derechos de la mujer. Lo de: “La mujer no nace se hace”, comenzó a generar una serie de cambios, una serie de grupos sociales. Se empezó a ver que ya no hace falta diferenciar entre ropa de hombre y de mujer sino que todos somos iguales y que entonces todos podemos vestirnos como queramos. Luego en el siglo XX aparecen otra serie de ideólogas en la perspectiva de género que nos empiezan a decir: “Los derechos de las mujeres ya no tienen que ver directamente con alcanzar un reconocimiento legal, es decir derecho al voto -con el cual yo estoy totalmente de acuerdo-, derecho a la participación en centros educativos -que me parece que era urgente y necesario-, derecho a incluirnos en procesos políticos para elecciones -que también me parece importantísimo-“. Eso fueron logros y hay que reconocerlos. Logros de esta serie de grupos sociales de mujeres que empezaron a aparecer y que decían que las mujeres tenemos derecho a ser ciudadanas en igualdad de condición en los derechos humanos, a los varones y además, que no se nos excluya de los procesos sociales, políticos, educativos, de salud…, de los que el hombre en esa época gozaba. Hasta ahí todo iba bien, todo marchaba acorde a lo que se había estipulado. Pero en el siglo XX aparece otra línea. Aparece una línea donde se dice: “Perfecto, tenemos que ser iguales, pero si el hombre no se embaraza, entonces yo tampoco me quiero embarazar. Entonces, yo tengo derecho al aborto”. Ya no solamente la anticoncepción sino que como yo sé que los anticonceptivos fallan, ahora yo quiero tener derecho a abortar porque yo me tengo que deshacer de este hijo como sea. Entonces, empiezan a decir que los hijos no te dejan estudiar, no te dejan trabajar, no te dejan ser feliz, estorban, no te dejan realizarte.

Mis queridas amigas, una noticia que a todas nos debe caer como una bomba: las mujeres cuando nos embarazamos y cuando damos a luz hijos, ni nos quedamos torpes, ni nos quedamos brutas, ni nos quedamos mancas,  ni damos a luz el cerebro. Las mujeres, cuando damos a luz un hijo, nos convertimos en mujeres aguerridas, valientes, en leonas, que somos capaces de defender a nuestros hijos a costa de nuestra propia vida. Si a una madre tú le dices: “¿Sabes que tu hijo tiene una enfermedad gravísima? Le tienes que dar tus ojos, tus riñones, tus oídos, tus pulmones…”. Lo vas a dar. Lo vas a dar porque eres capaz de dar la vida por tus propios hijos. Nos han engañado con ese cuentito que nos han metido de que las mujeres cuando damos a luz ya no vamos a poder ser felices, no vamos a poder realizarnos… Que les pregunten a nuestras abuelas, que les pregunten a nuestros hijos, que le pregunten a esa viuda de 10, 12 hijos, que ha sacado adelante a todos sus hijos y que si tiene que lavar ropa ajena, planchar ropa ajena, cocinar para otros, limpiar pisos para otros, con tal de que sus hijos salgan adelante, sean felices, estudien, lo hace. Esa es la manera en la que estamos hechas las mujeres. Así que no se dejen comer el cuento de que: “¡Ay! los hijos a la mujer no le van a dejar hacer nada”. Eso es mentira. Las mujeres somos capaces de eso y más. Nuestros genes, nuestra psicología, nuestras hormonas, nuestra capacidad física e intelectual hace que seamos capaces de levantarnos por la mañana, preparar el desayuno, tener listos a los hijos para salir al colegio, ir a trabajar, saber qué es lo que está pendiente para traer a casa en el momento de regresar del trabajo. Y mientras estás conduciendo el coche estás pensando: hay traer la ropa, hay que llevar los uniformes, hay que ver los deberes de los chicos… Esa capacidad está en nosotras. Somos capaces de hacer 10 cosas a la vez, de tener 4, 5 conversaciones al mismo tiempo… Con una sola mirada tú puedes saber qué le pasa a tu hijo. A todos en la vida nos ha pasado que tú vas entrando por la puerta, tu mamá te ve y te dice: “Hijo mío, algo pasa. ¿Qué te pasó?”. Por lo tanto, eso es algo que solamente lo tiene la naturaleza femenina. Dios nos regaló esa naturaleza y esa capacidad para ser mamás. Así que no tengan miedo a la maternidad.
 
Pero, esta ideología de genero, lo que dijo fue: “No, yo no quiero igualdad sin que este tema se toque. Entonces yo quiero ahora ser igual al varón. Si el hombre es malhablado, yo ahora voy a ser diez veces más malhablada que los hombres. Si el hombre anda de pelo en pecho y con la camisa fuera, pues ahora yo también voy a andar semidesnuda por la vida, enseñando todo. Si él enseña, ¿por qué no puedo enseñar yo”. Pues porque nosotras somos diferentes, porque nuestra fisiología, biología, es totalmente diferente. Ellos no tienen senos, nosotras los tenemos. Ellos no tienen caderas, nosotras las tenemos. Nuestro cuerpo es una armonía perfecta. ¿Por qué? Porque tiene que acunar un hijo, tiene que dar de lactar un hijo, tiene que tener la capacidad de poder acompañar a esos hijos en todos los sentidos. Si tú buscas así la igualdad, es denigrante, porque pierdes la belleza del ser mujer. Y sin embargo, es lo que nos han metido. Antes criticabas a los hombres por ser borrachos. Hoy, si vas a las discotecas, caminas por la calle, te vas a encontrar con más mujeres borrachas que varones. Y pensamos que eso es igualdad. Eso ha sido lo más denigrante para la mujer. Hemos querido igualarnos a los varones en todo aquello que criticábamos de los varones. Y hemos hablado tan mal de los varones pero tan mal, que hemos terminado en la cama de otra mujer, siendo lesbianas. ¿Por qué? Porque tenemos tanto miedo a los varones, los odiamos tanto, que ya no se quiere saber nada de los varones. Así es como inició el camino la perspectiva de género.

Luego dieron otro salto más y dijeron: “No, no, no, no. Ya no queremos ni siquiera ser iguales a los varones, ahora queremos ser uno solo. Ya no quiero que haya diferencias. Ahora ya no nacemos ni hombre ni mujer. Ahora yo decido lo que quiero ser”. Entonces, nace toda esta línea de género en donde se deja de usar el término hombre-mujer y se empieza a usar el término género. Donde el cuerpo se convierte en un instrumento, en un objeto que puede ser usado como yo quiero, en el momento que yo quiero, para lo que yo quiero, de la forma que yo quiero. ¿Movido por qué? Por el placer. Si me preguntan cuál es, resumiendo, todo el tema de la perspectiva de género, el resumen es: Vivir el placer por el placer sin importar ni con quién ni cómo ni cuándo ni dónde. ¿Haciendo qué? Haciendo de mi cuerpo un objeto al que yo puedo cambiar, usar y utilizar cuando a mí me dé la gana. Así es como la perspectiva de género ha logrado que desaparezcan estas diferencias que son científicamente comprobables. Yo les planteo: si ustedes en este momento ven un incendio, Dios no quiera, un incendio (como esos que han ocurrido por ejemplo, en varios sitios, a nivel internacional, en discotecas, que fueron muy lamentables) encontrarán que en ese incendio, cuando el médico forense se pone en la puerta, lo único que puede decir es que en esa habitación murieron 80 varones y 120 mujeres. No puede decir, aquí había una media mujer o aquí había un medio varón. Los hombres y las mujeres somos hombres y mujeres en nuestras hormonas, en nuestras células, en nuestros huesos, en nuestras emociones, en nuestra psicología. Pero esta perspectiva de género lo que hace es decir: “No, no hay diferencia. Si usted mañana quiere llamarse Rodolfo, llámese Rodolfo, sin ningún problema. Si usted quiere operarse, opérese. Usted póngase bigote, tómese hormonas, empiece, con aparatos y con las operaciones estéticas que hacen ahora, empiece a cambiarse como a usted le dé la gana”. A la larga, cuando ellos empiezan a vivir todo esto y empiezan a perder su identidad sexual, empiezan a perder su identidad biológica, terminarán por buscar lo que antes ya tenían. En el momento en que empiezan a darse cuenta que el ser hombre es maravilloso, el ser mujer es maravilloso y que yo no puedo usar mi cuerpo como me dé la gana, automáticamente empiezan a vivir las consecuencias de esos cambios.

Yo conozco personas que han tenido operaciones transgénero, que han sido amputadas sexualmente. Han comenzado a vivir como mujeres tras las operaciones y todos los cambios, pero al empezar a reencontrarse con su identidad masculina y querer revertir estas operaciones, encuentran que es imposible, han tenido intentos de suicidio, han tenido estados de depresión aguda. ¿Por qué? Porque perdieron su identidad. Hay una frase con la que yo quisiera dejarles y es una frase que se ha oído en muchas ocasiones: “El hombre muchas veces perdona. Dios perdona siempre. La naturaleza no perdona nunca”. Si atentas contra tu naturaleza, vas a tener que vivir las consecuencias. Hoy estamos en un mundo tan absurdo donde te dicen: “No altere los ríos. No altere la naturaleza. No corte los árboles”. Pero a los hombres se les dice: “Ampútense, para que sean felices”. A las mujeres: “Vístanse de hombres y tómense hormonas para que sean felices”. “No tomen químicos, traten de comer todo natural”. Pero a las mujeres y a los varones que quiere cambiarse de sexo se les dice: “Llénense de hormonas, todos los días. Opérense todo lo que ustedes quieran. Eso no es ir contra la natura”.

Empecemos a cuidar la naturaleza, sí. Pero, ¿dónde empieza la naturaleza? En el ser humano. Empecemos cuidando la naturaleza humana y así vamos a aprender a conocer y respetar la naturaleza que nos rodea. Cuidemos la naturaleza empezando por cuidar la naturaleza humana y realmente ahí vamos a empezar a cuidar el planeta que Dios nos dio.

Recordemos, fuimos creados hombre-mujer. Yo no soy heterosexual, yo soy mujer. La heterosexualidad es un invento de estos grupos que nos dicen que existen 122 géneros.

Lo que existe es un solo género, el género humano. Y existen dos sexos, el sexo masculino y el sexo femenino. No existe más. Así nos creo Dios, así tenemos que amarnos, así tenemos que empezar a respetarnos y cuidarnos. Así que recemos para que en este mundo la locura no nos domine y empecemos hacer lo que realmente somos: hijos de Dios creados por Él, hombre y mujer. Gracias.

 

Documentales

Documentales

¿Cómo puedo ayudar?

Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
Más información aquí.

Colaboramos con:

proclericis          ewtn
CultuDivino           ain

Newsletter