Vigilia de Nochevieja

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Introducción:

Esta Vigilia está pensada para realizarse la noche del 31 de diciembre al 1 de enero, de 23:30 a 24:30. Tiene un doble propósito: por un lado, alabar al Señor y darle gracias por el año que termina; por otro, pedir perdón por nuestros pecados y reparar por los agravios que se cometen durante esa noche, con la mirada puesta en Santa María, Madre de Dios, cuya fiesta celebramos el día 1 de enero.

 

Ritual para Tener la Vigilia de Reparación para Nochevieja

1. Exposición al Santísimo de la manera acostumbrada.

 

2. Invocación al Espíritu Santo:

Sacerdote: Espíritu Santo, eres el alma de nuestra alma, te adoramos humildemente. Ilumínanos, fortifícanos, guíanos, consuélanos.
Todos: Danos a conocer lo que el Amor eterno desea de nosotros.
Visualización de un vídeo de la serie:Es la hora de la Divina Misericordia”.
(https://www.eukmamie.org/es/capsulas/divina-misericordia)

 

3. Reflexión:

Sacerdote: A ti, oh Dios, te alabamos. A ti, Señor, te ensalzamos.
Todos: A ti, Padre eterno, toda la tierra venera.
Sacerdote: Esta noche, Señor, nuestros corazones agradecidos elevan este canto de alabanza y de acción de gracias por los beneficios recibidos a lo largo de este año, también por toso el bien realizado durante este año que termina. Todo ha sido para bien, incluso las tristezas y desengaños sufridos. Todo nos habla de tu amor, todo es don para quererte. Gracias, Señor, por tu inmensa bondad.

(De rodillas, se guardan 3 minutos de silencio y oración personal)



Visualización de un vídeo de la serie: “Es la hora de la Divina Misericordia”.


Sacerdote: ¡Tu misericordia, Señor! En esta liturgia de fin de año, además de la alabanza y la acción de gracias, realizamos un sincero examen de conciencia personal y comunitario. Señor, te pedimos perdón por los pecados, debilidades y faltas de omisión que hemos cometido, conscientes de que Tú, rico en misericordia, eres infinitamente más grande que nuestros pecados.

Todos: Perdónanos por no haber sido plenamente fieles a tu amor.

Sacerdote: Señor, queremos fijar nuestra oración en la reparación y expiación por los pecados que se cometen en Nochevieja. Desgraciadamente, nuestra actual sociedad paganizada celebra en su mayoría la noche de la Octava de Navidad de una manera disipada, dando lugar a excesos de todo tipo. Perdónalos por tanto desenfreno, por el consumo abusivo del alcohol y por la desinhibición. Queremos desagraviar todas las ofensas que se comentan hoy rezando por todas estas personas que no piensan en Ti, que te han apartado de sus vidas o te ignoran completamente. También por los creyentes que se dejan arrastrar por la corriente hedonista, por los que, débiles frente a los enemigos del alma, sucumben a sus innumerables tentaciones en el ambiente propicio de esta noche. Por los que olvidan el sentido cristiano de la fiesta del 1 de enero, olvidando que es el día en que celebramos a la Virgen María en el misterio de su Divina Maternidad, y consideran esta fiesta como algo simplemente civil.
Acude en ayuda de tus siervos, a quienes redimiste con el precio de tu Sangre. Haz que sean contados en la gloria eterna junto con tus santos. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad. Condúcelos y levántalos por siempre.

Todos: Dígnate, Señor, a guardarnos sin pecado en este día. Ten piedad de nosotros, Señor.

(De rodillas, se guardan 3 minutos de silencio y oración personal)



Visualización de un vídeo de la serie: “Es la hora de la Divina Misericordia”.

Sacerdote: Mientras termina este año y la mirada se proyecta ya al nuevo, el corazón se abandona con confianza a tus misteriosos designios de salvación. Imploramos la gracia y las fuerzas necesarias para entrar en el año nuevo sin dejarnos vencer por el mal, sino venciendo el mal con el bien. Que todo hombre y toda mujer de buena voluntad encuentren y experimenten la fuerza de tu amor y de tu paz. Que la humanidad entera te acoja como su único Salvador.

Todos: Hágase tu misericordia, Señor, sobre nosotros, del mismo modo que hemos esperado en ti. Que nunca seamos confundidos.

Sacerdote: En ti, Señor, reside nuestra esperanza. Tú, en la Navidad, has traído la alegría al mundo, irradiando tu luz sobre el camino de los hombres y de los pueblos. Las ansias y las angustias no pueden apagarla. El esplendor de tu presencia nos consuela constantemente.
Tú, que dijiste a Santa Faustina que aunque los pecados de las almas fuesen negros como la noche, cuando un pecador se dirige a Tu misericordia, te rinde la gloria más grande y es un honor para Tu pasión.

Todos: Ten misericordia de nosotros.

Sacerdote: Tú, que pediste a tu Apóstol de la Misericordia que el pecador no tuviera miedo de acercarse a Ti, pues te queman las llamas de la misericordia y deseas derramarla sobre las almas humanas,

Todos: Ten misericordia de nosotros.

Sacerdote: Tú, que has dicho que los más grandes pecadores podrían alcanzar una gran santidad si solamente tuvieran confianza en Tu misericordia,

Todos: En vos confiamos.

(De rodillas, se guardan 3 minutos de silencio y oración personal)



Visualización de un vídeo de la serie: Es la hora de la Divina Misericordia”.

Sacerdote: Ante el Niño, al que María envuelve en pañales y acuesta en el pesebre, todo parece detenerse. En Jesús, el Padre celestial ha querido rescatarnos del pecado y adoptarnos como hijos. Confiamos y nos abandonamos en Ti, Señor del tiempo y de la eternidad. Tú eres nuestra esperanza, el apoyo de los débiles y el consuelo de los extraviados, la alegría y la paz de quien te acoge y te ama. Junto con María, Madre de Dios, adoremos este misterio tan grande y elevemos nuestro cántico de súplica.
Todos: Que tu misericordia esté siempre con nosotros. Solo esperamos en ti, oh Cristo, Hijo de la Virgen María, dulce Madre tuya y nuestra. Este es nuestro deseo para todos, un deseo que ponemos en las manos de María, en el día en que celebramos su divina maternidad. Amén.

(De rodillas, se medita de manera personal unos minutos más en silencio).
Si se ve conveniente, se puede proyectar ahora el vídeo “Confío en Ti: Diálogo de un alma con Jesús de la Misericordia” (duración aproximada 20 minutos):

 

 

4. Bendición con el Santísimo y reserva.

-Clara Martínez, LHM

 

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