Dios supone en nuestras vidas un pilar principal. En Él nos apoyamos y confiamos, tanto en lo bueno como cuando pasamos trances difíciles, enfermedades, problemas… A Él le damos cada día más las gracias por todo lo bueno que nos aporta (la vida, la familia, la salud, el trabajo, los amigos...). También necesitamos de Él para pedirle perdón por nuestros fallos y para que nos proporcione la fuerza necesaria para vivir el día a día (con todo lo que ello conlleva). Para nosotros Dios es AMOR y es la fuerza para nuestra salvación.