Compartiendo a Jesucristo: Por sus frutos los conoceréis
Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
Más información aquí.