10 minutos con Jesús: Jesús tuvo mala suerte
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Tenemos que aprender a mirar más allá de las apariencias, a verlo todo con una mirada de fe.
Tenemos que aprender a mirar más allá de las apariencias, a verlo todo con una mirada de fe.
Esta vez, el P. Christopher Hartley, en «Palabras de vida desde la misión», nos habla de la Eucaristía, prenda de la gloria futura. En ella está encerrado todo el bien espiritual de la Iglesia, es nuestro gran tesoro. Por eso, todo apostolado tiene que llevar a la Eucaristía, a que Cristo tenga más personas en las que vivir.
Dejad a los niños y nos les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos.
D. Javier Luzón, en esta edición de «Arrojarán demonios en mi nombre», enseña que los demonios infestan diabólicamente objetos, los cuales debemos alejar de nosotros porque pueden ser fuente de todo tipo de desgracias. Para realizar maleficios se utilizan objetos, y hacer uso de ellos supone una idolatría, siendo además que damos autoridad a los demonios para influir sobre nosotros. Son puertas que abrimos al Enemigo.
Las dos hermanastras de una bella muchacha llamada Cenicienta, utilizaban a esta como si fuera su sirvienta y no le dejaban ni respirar. Sucedió que el príncipe de aquel país, convidó a los nobles a un baile y las hermanastras de nuestra amiga acudieron a él. Cenicienta se puso muy triste, pero su madrina, que era un hada, acudió en su ayuda. La muchacha, no solo asistió al baile, sino que el príncipe se enamoró de ella por su bondad y hermosura. ¡Este cuento no termina aquí! ¡Escúchalo completo y aprenderás qué magnífica es la virtud de la bondad!
¡Cuánto has tardado en amarme! ¡Bienvenida a casa!
En esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley enseña, con un pasaje de una carta de S. Pablo, que Jesús, en muchos momentos de nuestra vida, nos muestra nuestra nada para que no caigamos en la soberbia y comprendamos que no todo es cuestión de puños y podamos comprender mejor los fallos de nuestros hermanos.
Diré siempre sí a Jesús.
He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo ya que arda!
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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