Editorial
El 25 de marzo, día en que celebramos la Encarnación del Hijo de Dios y el día internacional de la vida, los dirigentes españoles promulgaron la ley de muerte de la eutanasia. Y no satisfechos con esto eligen el mes de mayo, en el que se conmemora de manera especial a las madres, corazón de la familia, para suprimir la existencia del libro de familia.

Noticias internacionales
Irak: «Ángeles de la pandemia» ayudan a enfermos de Covid
Tierra Santa: El Patriarcado Latino pide paz para este «lugar de oración»
Argentina: Protestas por la prohibición de actividades religiosas
México: Anuncian nueva edición de curso online en «Cultura de la Vida»

Noticias nacionales
XV edición del Informe de Libertad Religiosa en el Mundo
«El amigo de Jesús», el cuento para que los niños conozcan al Padre Pío
Carta de las familias a Pedro Sánchez

Noticias de la Santa Sede
El Papa nombra al cardenal Sarah miembro de una Congregación vaticana
Francisco instituye el ministerio laical del catequista
Catequesis del Papa sobre la oración

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En esta edición de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley explica que los cristianos de los primeros siglos predicaban a Cristo aunque fueran golpeados. Es más, cuando eran perseguidos por anunciar el Evangelio, se alegraban, y por esta estrega total tenían paz, la verdadera paz que trae Cristo. Si nosotros somos cobardes, aunque sea bajo capa de prudencia, nunca tendremos la paz y felicidad que tanto deseamos.

«¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?».

Subimos al monte con el ángel y san Juan para contemplar la gloria de Dios que está reflejada en la «ciudad-esposa». Dña. Beatriz Ozores Rey, licenciada en Ciencias Religiosas, nos recuerda que todos estamos llamados a la purificación de toda corrupción para poder formar parte del Cuerpo Místico de Cristo, donde todos tenemos cabida en el Reino de Dios. Vemos cómo está edificada la «ciudad-esposa», con sus puertas abiertas, que es Cristo mismo, esperando a que acojamos la palabra de Dios. Y así, entrando en esta Ciudad Santa, somos purificados por el Cordero sin mancha.