- Categoría: Compartiendo a Jesucristo
«Ser reconocidos como verdaderos Hijos de Dios».
«Ser reconocidos como verdaderos Hijos de Dios».
En el primer programa de este bloque de «Un ancla en la tormenta» que nos adentrará en la vida de san Juan de Ribera, D. Miguel Ángel Bondia Brisa —Canónigo de la Colegiata de San Bartolomé y San Miguel Arcángel (Valencia, España) y doctor en Teología, especializado en san Juan de Ribera— nos presenta unas pinceladas de la historia familiar del gran santo que llegará a ser arzobispo patriarca de Valencia. Destaca el papel central de su tía, la venerable Teresa Enriquez de Alvarado y de sus padres, los cuales fueron fundamentales en su vocación sacerdotal, inculcándole una gran devoción a la Eucaristía y prestando especial cuidado a sus estudios, preparando así a este alumno aventajado para acoger su futura vocación de arzobispo y patriarca.
En este audio de «Fuego de amor», el P. Rafael Alonso nos recuerda que solo a Dios podemos llamar padre y maestro de forma absoluta. Y por ser hijos de Dios, redimidos por Cristo, somos todos hermanos.
Mons. Kevin Doran nos habla del peligro que tiene el sacerdote de distraerse con la actividad de su misión principal, la de pertenecer totalmente a Jesucristo. Nos habla también de su devoción al rezo del Santo Rosario como manera de volverse a lo esencial.
José Ignacio nunca dudó de la existencia de Dios, aunque durante la adolescencia se cuestionó una cosa: si él creía que Dios existía, ¿por qué tenía a veces una disonancia entre sus inquietudes culturales y sus inquietudes políticas? Gracias a un encuentro de jóvenes en las Caldas de Besaya, José Ignacio encontró jóvenes que realmente vivían la fe y le daban a él un gran ejemplo de vida a imitar. Esto le llevó a encontrar un grupo, un hogar donde vivir la fe y crecer en ella. Descubre cómo José Ignacio descubre su sitio en la Iglesia y cómo responde al Señor para evangelizar con su vida en «Cambio de Agujas».
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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