- Categoría: 10 minutos con Jesús
«Un niño, sin apartar la mirada, señalando con el dedo, dijo: ¡Yo quiero vivir en esa casita! Y una niña dijo: Claro, para estar siempre junto a Jesús».
«Un niño, sin apartar la mirada, señalando con el dedo, dijo: ¡Yo quiero vivir en esa casita! Y una niña dijo: Claro, para estar siempre junto a Jesús».
José María Borallo practicaba la fe desde pequeño, pero, después de recibir la confirmación, todo su grupo de jóvenes se disuelve y él se mete en el mundo de las fiestas debido a las malas compañías que tiene y el mal ambiente que le rodea, donde comienza a salir. Pero él se creía un buen cristiano, aunque realmente no tenía una relación profunda con el Señor y vivía esta doble vida. Tras su boda, José María comienza a recuperar una cierta vida fe, tibia todavía, pero gracias al sacerdote de su parroquia va dando pasos. La invitación a un retiro por parte de su padre le hará encontrarse con el amor de Dios y con el amor de la Virgen María hacia él. Descubre toda su historia en «Cambio de Agujas».
Durante el embarazo, el cerebro de la madre cambia completamente por la creación del vínculo maternal. Al enlazar su cuerpo con el de su hijo, su psicología cambia, volviéndose empática, indulgente y protectora. La Dra. Natalia López-Moratalla ―catedrática emérita de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Navarra― explica este proceso en este nuevo programa de «Entre Profesionales».
Xavi Argemí, junto con sus padres José Argemí y Emilia Ballbè, comparten con nosotros su experiencia de sufrimiento a causa de la enfemedad de Xavi. Todo comenzó muy pronto. Xavi tenía solo cuatro años cuando le detectaron «distrofia muscular de Duchenne», un trastorno de origen genético que se manifiesta en una progresiva pérdida de fuerza y atrofia muscular debido a la degeneración de las fibras musculares. Los varones afectados terminan perdiendo totalmente su independencia. Aceptar esta enfermedad como algo venido de Dios para su bien, ha sido para toda la familia, y en concreto para Xavi, una escuela de amor a Dios y amor al prójimo, para aprender a olvidarse cada uno de sí mismo, ver las cosas como Dios las ve y ofrecer los sufrimientos para salvar almas.
«Agradezcamos a Dios por los dones recibidos».
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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