Compartiendo a Jesucristo: Vosotros sois la sal de la tierra
- Categoría: Compartiendo a Jesucristo
Si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará?
Si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará?
El drama del mundo contemporáneo es que se ha perdido el sentido del pecado.
D. Juan Manuel Uceta —sacerdote diocesano, doctor en Teología y director del Secretariado Diocesano de Relaciones Interconfesionales de la Archidiócesis de Toledo (España)— reflexiona sobre la realidad eclesial del diálogo interreligioso y el diálogo interconfesional o ecuménico. La Iglesia católica participa de este diálogo sabiéndose depositaria y defensora de la verdad plena, a todo riesgo, aún en sitios de persecución. Siéntete orgulloso de aquellos que viven y defienden nuestra fe en «Tras las huellas del Nazareno».
Hazme sincero, transparente, puro como la Virgen María
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra...
Dios no es indiferente ante las súplicas de quienes perseveran en la oración.
La Hna. Agnes C.F.R. hizo del tenis el centro de su vida. En la universidad todo giraba en torno al deporte y las fiestas, hasta que una lesión en la rodilla le obligó a regresar a su casa, con la sensación de que todo le era arrebatado. Esta situación le permitió acercarse a Dios, pero rechazaba la Iglesia católica a causa de muchas ideas protestantes que la confundían. Pero las oraciones de sus padres y el impacto que produjo en ella ver un documental sobre milagros eucarísticos, hizo que empezase su viaje de vuelta a la Iglesia católica y descubrir que Dios la llamaba a una misión especial.
José Ramón Ayllón —autor del libro «10 claves de la educación»— comparte valiosos consejos de un adolescente a sus padres. Estas indicaciones dan luz para la formación de nuestros hijos.
Que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras para que nuestro trabajo comience en Ti como en su fuente y tienda siempre a Ti como a su fin.
Para mantenernos en forma hemos de darnos guerra a nosotros mismos.
Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y en él haremos morada.
¿Es tu cara reflejo del alma?
La meta es Cristo, no eres tú. El Señor necesita que te des cuenta de que Él es tu fuerza.
Si yo quisiera que éste permaneciese hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.
¡Gracias Jesús!
Hoy te llama Jesús a trabajar junto a Él. Dile que sí, que puede contar contigo.
No ruego sólo por éstos, sino por cuantos crean en mí por su palabra, para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, para que también ellos sean en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.
Viene a tí para darte su vida, para darse del todo.
«Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos».
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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