Álvaro Saurina
- Categoría: Cambio de agujas
Nace en una familia desestructurada, en un ambiente existencialista. Se consideraba darwinista y evolucionista. Estando ya un poco harto de todo y sin rumbo fijo, a los 24 años, parece que Dios quiere irrumpir en su vida. Desea hacer algo distinto y decide iniciar el Camino de Santiago. Cuando se dispone a hacerlo, el párroco le invita a un encuentro Neocatecumenal. Este sería su cambio de agujas. Durante el encuentro, hay un Evangelio que le causa un fuerte impacto y la figura de Jesús, tan íntegra, con una capacidad de amar tan inmensa, le enamora totalmente. En ese periodo hay mucho que cambiar. Pide perdón a su padre, encauza la relación con su novia...
A partir de ese momento, pone a Dios en el centro, para afrontar su matrimonio, su familia y toda su vida. Han llorado mucho los hijos que no llegaron a nacer. Ahora tienen 7 hijos, pero han estado esperando 21 veces. Esto que parece tan duro, y lo es, ha tenido, sin embargo, mucho que ver con la conversión de su mujer. En el año 2004 la iglesia pedía familias para la misión en los lugares más recónditos. Los signos apuntaban a que era el momento para ellos y se ofrecieron. Este era un deseo que ya tenía en su corazón. Se fueron a Rusia con 5 hijos. Formaban parte de una comunidad compuesta por familias, sacerdotes y consagrados. Ellos, que eran 7, vivían en un piso de 40 metros cuadrados. Durante ese tiempo vieron claramente la asistencia de la providencia de Dios. No lo cambian por nada de su vida. "Mirad cómo se aman", esto tiene una fuerza evangelizadora enorme. A Álvaro le apasiona Jesucristo, porque reconoce que es Jesús quien se presenta al hombre para revelarle quién es el hombre.
Este programa busca dar respuesta a la cuestión de la existencia de Dios desde el punto de vista de la razón. Hoy en día hay una tendencia a no creer en Dios. Como no lo puedo conocer, entonces paso de Él. Sin embargo, el concepto de Dios es el más difícil, pero al mismo tiempo el más inevitable. El hombre, crea o no crea, anda buscando una felicidad, en el fondo, infinita. Ante esta búsqueda surgen dos grandes interrogantes: el interrogante sobre la verdadera felicidad y el interrogante de la muerte. Dando respuesta a estos interrogantes encontramos que no vivimos de un deseo y que Dios no es el fruto de la casualidad, ni fruto de un deseo; podemos demostrar su existencia. Razonando, nos damos cuenta de que todo lo que sucede tiene una causa; este mundo tiene un orden maravilloso. Dios es causa de todo lo que existe. Con la razón podemos llegar a la existencia de ese Dios creador de todo.


