Compartiendo a Jesucristo: Fariseos hipócritas
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«Demos testimonio de Cristo en cada lugar y en cada instante».
«Demos testimonio de Cristo en cada lugar y en cada instante».
Nuevas leyes contra la vida y la dignidad humana se extienden por el mundo tratando de someter a los profesionales sanitarios que son amenazados con sanciones, cárcel o pérdida de trabajo. En la cultura actual, la cultura de la «posverdad», se llama al aborto «interrupción voluntaria del embarazo», como si fuera apretar el botón de pausa. Pero el aborto no es una pausa, sino acabar con una vida humana. En este programa de «Entre Profesionales», la Dra. Luisa María González Pérez, anestesista y vicepresidente del Colegio de Médicos de Madrid, nos informa sobre las verdaderas estadísticas del aborto en España, describe la nueva ley que permite a las adolescentes abortar sin permiso de sus padres y explica los efectos del síndrome del postaborto en las madres que abortan.
Vemos en nuestros días una precipitada deconstrucción del lenguaje y un voluntario vaciamiento del contenido de las palabras. Al mismo tiempo, vivimos en un entorno en el que parece que la fe y la realidad están en campos distintos. Hay un interés por cambiar el sentido de la palabra familia. Es necesario que cada cristiano siga a Jesucristo y lo tome como modelo de acción. Nadie como Él supo manifestar la verdad con caridad.
En esta última semana del mes de junio, mes que la Iglesia dedica a honrar de forma especial al Sagrado Corazón de Jesús, el P. José María Alsina, sacerdote diocesano de Toledo, superior general de la Hermandad de los Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y profesor del Instituto Superior de Estudios Teológicos «San Ildefonso» de Toledo, nos describe, en unas breves pinceladas, cómo surgió la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Nos adentra además en la Divini Amoris Scientia de Santa Teresa del Niño Jesús y cómo ella llega a afirmar que «a pesar de mi pequeñez puedo aspirar a la santidad», para enseñarnos cómo vivir la espiritualidad del Corazón de Jesús y plasmarla en la vida, de modo que no se quede solo en mera contemplación.
En este sueño le pareció estar en un lugar encantador y en él ver dos jovencitas que reflejaban una celestial modestia y hablaban de la inocencia “¿Quién puede describir la belleza de un inocente? El inocente es el deseo, la alegría, el aplauso del Paraíso. El Paraíso es su herencia. Está continuamente con Dios.”
El demonio decía: cada Ave María es un golpe en mi cabeza. Si los cristianos supieran cuán poderoso es el Rosario, sería mi fin.
Juan Bosco nació en Becchi, un pequeño pueblo italiano, en 1815. Siendo niño murió su padre y tuvo que trabajar ayudando al sustento familiar. Como quería ser sacerdote, un sacerdote amigo suyo le ayudó, pero tenía que caminar cada día, unos diez kilómetros -a veces descalzo, por no gastar zapatos- para ir a estudiar en el liceo de Chieri. Con el fin de pagar sus estudios, trabajó en numerosos oficios.
Ordenado en 1841 y preocupado por la suerte de los niños pobres, particularmente por su imposibilidad de acceso a la educación, a partir de 1842 fundó el Oratorio de San Francisco de Sales. Estableció luego las bases de la Congregación de los sacerdotes de San Francisco de Sales, o salesianos (1851), aprobada en 1860, y de su rama femenina, el Instituto de Hijas de María Auxiliadora.
San Juan Bosco murió la madrugada del 31 de enero de 1888 en Turín. Fue beatificado en 1929 y canonizado en 1934; para su canonización se presentaron seiscientos cincuenta milagros obrados por él. Su festividad se conmemora el día de su fallecimiento, el 31 de enero.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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