Compartiendo a Jesucristo: Vivir como niños
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Dejad a los niños y nos les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos.
Dejad a los niños y nos les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos.
Las dos hermanastras de una bella muchacha llamada Cenicienta, utilizaban a esta como si fuera su sirvienta y no le dejaban ni respirar. Sucedió que el príncipe de aquel país, convidó a los nobles a un baile y las hermanastras de nuestra amiga acudieron a él. Cenicienta se puso muy triste, pero su madrina, que era un hada, acudió en su ayuda. La muchacha, no solo asistió al baile, sino que el príncipe se enamoró de ella por su bondad y hermosura. ¡Este cuento no termina aquí! ¡Escúchalo completo y aprenderás qué magnífica es la virtud de la bondad!
¡Cuánto has tardado en amarme! ¡Bienvenida a casa!
En esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley enseña, con un pasaje de una carta de S. Pablo, que Jesús, en muchos momentos de nuestra vida, nos muestra nuestra nada para que no caigamos en la soberbia y comprendamos que no todo es cuestión de puños y podamos comprender mejor los fallos de nuestros hermanos.
Diré siempre sí a Jesús.
He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo ya que arda!
En este podcast de «El galeón», Galo Oria nos ofrece una reflexión de Carlos I. Massini Correas y explica que uno de los problemas centrales que ha ocupado la filosofía política y jurídica ha sido, desde siempre, el de evitar el ejercicio arbitrario y discrecional del poder político por parte de los gobernantes; es decir, el de conjurar el peligro de la tiranía. Son muchos los artificios pensados a lo largo de la historia para escapar de ese flagelo, pero entre ellos, el que aparece con mayor persistencia y continuidad en el tiempo es el del “Estado de Derecho”.
En este programa de «Acompañando a Jesús», D. Sebastián García-Noblejas nos invita a adentrarnos en el misterio de la Anunciación. Nos exhorta a contemplar a la Virgen, sobre todo, su humildad. Gracias a su sí, el Hijo, que hasta entonces era solo Dios, pudo hacerse hombre. También en nuestra vida se harán grandes maravillas si mantenemos la actitud de Ntra. Madre: su sencillez, su generosidad, su docilidad.
Marta, Marta, muchas cosas te afanan pero solo una es importante. María ha escogido la mejor parte.
Don Juan Andrés Talens —decano de la sección española del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II— responde a la pregunta: ¿Cómo se puede vivir el amor verdadero y la pureza de corazón? La pureza de corazón es un don del Espíritu Santo. Es necesario que, sea cual sea la vocación a la que somos llamados, haya detrás una vida de unión con Dios.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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