10 minutos con Jesús: El premio gordo
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Entraron en la casa, vieron al Niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron.
Entraron en la casa, vieron al Niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron.
«Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel».
“Quién os escucha a vosotros, a mí me escucha; quien os rechaza a vosotros, a mí me rechaza; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”.
El Señor nos habla de muchas maneras diferentes. ¿Tienes la disposición adecuada para escucharle? ¡Ábrele tu corazón!
El falso profeta no ha sido llamado por Dios, por lo que se inventa el mensaje que da; usa su cargo para su propio beneficio, buscando ganarse la simpatía del pueblo. Desarrollando este argumento y hablando especialmente a los sacerdotes, el P. Christopher Hartley exhorta a tener mucho cuidado de los halagos y a estar seguro de que lo que se dice es lo que el Señor manda decir y no lo que la gente quiere escuchar. «Por sus frutos los conoceréis». Y yo, ¿qué frutos doy?
¿Me esfuerzo por desapegarme de los bienes materiales? El P. Christopher Hartley explica que, el apego a los bienes materiales es un horror que lo arruina todo. Se cuestiona si por culpa de nuestro apego a las riquezas, no habremos pisoteado los dones de Dios, que con tanta abundancia nos ha dado. ¿No estaría más cerca de Dios si no tuviera tantas riquezas? ¿Qué muros, qué apegos, qué riquezas me han separado de los hombres, mis hermanos y de Cristo, mi Señor?
¡Contempla al Señor recién nacido, que se ha hecho hombre por ti!
La mies es abundante, pero los obreros pocos. Rogad, por tanto, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
No hay dos Jesucristos, solo hay uno. Jesucristo, que se hizo pan de vida para saciar nuestra hambre de Dios, es el mismo Jesucristo que se hizo el hambriento para saciar mi hambre de él. En este podcast de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley exhorta a no dejarse coger el corazón por la riqueza y a tener presentes a los pobres, porque a ellos pertenece la Iglesia.
La vida de José está marcada por dos nombres: Jesús y María. José es también maestro de vida interior y nos puede enseñar a amarlos como él les amó.
Ayúdame, Madre, a hacer lo que Dios quiere y a querer lo que Dios hace.
"Os aseguro que si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de Dios. El que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de Dios".
Gracias Señor, por todo lo que me has dado en este año y por todo lo que me has quitado; porque todo, todo proviene de tu inmenso Amor.
Tamara Sánchez nació en el seno de una familia católica, pero, en su adolescencia, fue la fe protestante la que le dio respuestas sobre preguntas tan fundamentales para la vida cómo: «¿Por qué estoy aquí? ¿Qué sentido tiene mi vida?». Como misionera evangélica predicaba a Jesucristo, pero se dio cuenta de que no lo conocía de verdad. Estudió en Oxford entre conocidos teólogos protestantes, pero la fe no bajaba de su cabeza al corazón. Un recuerdo de su infancia la llevó a acercarse a un convento de carmelitas. Allí se dio cuenta de que, en presencia de Jesús Eucaristía, experimentaba una paz que hacía tiempo no sentía. Sí, eso era lo que le faltaba: la Eucaristía. A raíz de esta experiencia se fue acercando más y más a la Iglesia católica.
El comunismo deriva del marxismo. José Ramón Ayllón —filósofo y conferenciante español, autor de «El mundo de las ideologías»— describe las consecuencias que sufren los países que tratan de aplicar actualmente el comunismo.
La Sagrada Familia es modelo de virtudes domésticas y de unión en el amor. Queremos encomendar nuestras familias a vosotros.
Al llegar el tiempo de su partida de este mundo, resolvió ir a Jerusalén, envió mensajeros por delante. Éstos entraron en una aldea de samaritanos para prepararle alojamiento. Pero los samaritanos no lo recibieron porque iba camino de Jerusalén.
El Niño Jesús, es el Sol que nace de lo alto, ha venido para transformarnos en hijos de la Luz, no en hijos de las tinieblas.
Para poder llevar a los demás a Cristo, lo primero que tiene que hacer un apóstol es dejarse transformar por Él. El P. Christopher Hartley, misionero en Sudán del Sur, nos asegura en este programa de «Palabras de vida desde la misión», que tenemos que reconocer en los pobres una presencia especial de Jesús y que no podemos abatirnos por las caídas, sino que nos tienen que servir para unirnos más al Señor.
No quiero avergonzarme más, no quiero ya pensar que soy poco para ti. Lo único que quieres es a mí, con mis miserias, pero con mi amor a ti.
Cuando miro mi propia vida, cuando veo el testimonio de los santos, ¿a qué me mueve: a dar más, a ser más generoso, a amar hasta el extremo? ¿Puede ser que una de las razones por las que el hombre no es feliz, es porque no da? ¿Hacia dónde está orientada mi existencia: a que me den o a darme con toda la generosidad de mi corazón? Esto y más es lo que se cuestiona el P. Christopher Hartley, en «Palabras de vida desde la misión».
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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