Cuarenta días cerca de Jesús: Lunes Santo
- Categoría: 40 días cerca de Jesús
«No se haga mi voluntad, sino la tuya».
«No se haga mi voluntad, sino la tuya».
Nació en Inglaterra el año 1197. Siendo aún muy jóvenes él y sus hermanos quedaron huérfanos y sus tutores se apoderaron de su herencia. Más tarde, recuperado el patrimonio familiar, estudió en las universidades más famosas de Europa: Oxford, París, Bolonia. En 1243, se entregó al Señor y fue ordenado sacerdote. Pasado el año de su ordenación sacerdotal, fue nombrado obispo de Chichester por el arzobispo de Canterbury, pero su nombramiento chocó con las apetencias absolutistas del rey Enrique III. El Papa Inocencio IV ratificó la elección de Ricardo el 5 de marzo de 1245, a pesar de ello el rey se negó a reconocerlo como obispo. Durante dos años fue obispo misionero, recorriendo pueblos y aldeas, y haciendo el bien que podía a todos los pobres. Murió santamente el año 1253.
«Os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua, seguidle».
«Señor, permítenos caminar contigo hasta llegar al calvario».
Nacido en Paula (Calabria) el año 1416, fundó una congregación de vida eremítica que después se transformó en la Orden de los Mínimos, y que fue aprobada por la Santa Sede el año 1506. Murió en Tours (Francia) el año 1507.
En esta homilía, el P. Félix López, SHM profundiza en el significado de la Eucaristía. Explica, también, la necesidad de acoger a María como Maestra, pues Ella siempre nos lleva a Jesús.
Editorial
La Facultad de Teología de la Universidad Católica de Valencia (UCV) celebró recientemente el primer Congreso de Buenas Prácticas en Parroquias. Entre los participantes en el mismo estuvo Armando Matteo , secretario de la Sección Doctrinal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, profesor de la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma y autor del conocido libro sobre nuevas pastorales «Convertir a Peter Pan».
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Abelardo de Armas dice, en esta meditación, que Jesucristo crucificado ha de ser el centro de nuestra predicación, que está más en vivir el ejemplo de nuestro Señor, que en juzgar a los que nos rodean. Hemos de acudir al Crucificado para encontrar un amor al que corresponder y fortaleza para llevar ese amor a nuestra vida.
Nació en Valence (Francia), en el año 1053. Fue nombrado canónigo en la ciudad de Valence siendo todavía laico, y después obispo de Grenoble de 1080 a 1132. Fue un ferviente defensor de la reforma gregoriana y su vida fue ejemplar para todos. Murió el 1 de abril de 1132 y lo canonizó, en 1134, Inocencio II.
A veces nos preguntamos si Dios Padre permitió el sacrificio de su Hijo fríamente y sin amor. No, no es un Dios que quiera venganza. Dios Padre se quejaba en su naturaleza humana. El Padre nos ha dado su mayor sacrificio de amor.
Ante Jesús crucificado, sufre la Madre y también el Padre. Recurramos, pues, a ellos, que conocen el dolor y la entrega total de lo que se ama.
«El que se humilla será enaltecido ».
Santa Balbina, Hija del tribuno Quirino, fue curada por el Papa Alejandro, a principios del s. II, lo que llevó a la conversión al cristianismo de toda la familia. Balbina rechazó siempre las ventajosas proposiciones de matrimonio que la hicieron; conservó intacta su virginidad y sufrió el martirio el 31 de marzo del año 132.
Benjamín, oriundo de Persia. Al comienzo de la persecución del s. IV, fue detenido el diácono Benjamín y encarcelado hasta que un embajador obtuvo su liberación asegurando al rey que Benjamín no volvería a hablar de su religión. Sin embargo, él declaró que no podía cumplir tal condición y no perdió la oportunidad de predicar el Evangelio. El rey se irritó y le sometió a crueles torturas causándole al fin la muerte. Murió mártir hacia el año 424.
En esta meditación, Abelardo de Armas nos invita, a todos los que queremos predicar a Jesús, a mirarle. Es preciso seguir sus pasos. El apostolado se desarrolla en medio de constantes fracasos que son sello y fuente de santidad. Pero es preciso contemplar al maestro para soportar las purificaciones de la vida activa.
Nació en Palestina, vivió entre la segunda mitad del s.VI y la primera mitad del s.VII. A los 16 años se fue de monje al Monte Sinaí. Desde el primer momento la obediencia y el estudio fueron su divisa. Durante muchos años vivió dedicado a la oración, la penitencia y el estudio. La oración intensa le llevó a gran familiaridad con Dios. Cuando murió el abad de Monte Sinaí, los monjes fueron en busca de Juan y le rogaron que aceptara el cargo de sucesor, que desempeñó con sabiduría, bondad de carácter y vida ejemplar. Murió con la misma simplicidad que había vivido, en el año 645.
«Cuando levantéis al Hijo del Hombre, sabréis que YO SOY..».
¿Adónde quiero inclinar yo la cabeza? Al lado que la inclinó Él. Al lado de la humildad, de la pobreza, de la obediencia, del desaparecer, del olvido y desprecio de mí mismo. El mundo está falto del espíritu de Cristo. Teme el fracaso, el dolor, la burla y el desprecio. Hay que quitarle ese miedo mostrando el gozo de la Cruz, porque donde hay Cruz hay resurrección.
«Amar a Dios con todo el corazón».
Nació pasada la segunda mitad del siglo VI, en Borgoña. San Columbano fundó el monasterio de Luxeüil, en el que entró Eustasio, siendo uno de sus primeros monjes y del que también fue abad. Eustasio trataba con caridad exquisita a los monjes, era afable y recto. El influjo espiritual del monasterio fue tal que llegó hasta tierras de Alemania, que se beneficiaron de su labor evangelizadora. Allí, un monje llamado Agreste provocó la relajación y la ruina de la disciplina, llegando incluso a provocar el cisma dentro de la comunidad. Con dificultad, Eutasio logró restablecer la paz, y murió poco después habiendo cumplido su misión cuando tenía cerca de 60 años de edad.
Aunque sabemos la definición de santidad, nos conviene fijarnos en el modelo de santidad clavado en la cruz: sin quejas, perdonando a los que le abandonaron, a los que le maltrataron, ofreciéndose al Padre, procurando cumplir todo lo que el Padre quería con fidelidad y amor. Nosotros, difícilmente vemos nuestras cruces como voluntad del Padre, sin preocuparnos de dar gloria a Dios. Él lo dio todo en abandono total.
Llegamos al final de este bloque de «Un Ancla en la Tormenta» sobre «El Concilio Vaticano II». Con la ayuda de D. Pablo Blanco Sarto, profesor de Teología Dogmática en la Universidad de Navarra, hemos ido comprendiendo lo que movió al papa san Juan XXIII a convocar este concilio, las fases que lo componían y hemos escuchado un breve resumen de los argumentos tratados en los documentos conciliares. Tendremos en este programa una valoración de los resultados obtenidos durante el periodo postconciliar. Estos no fueron todos los deseados. D. Pablo explica cuál fue la razón de este efecto «contrario» y las distintas evaluaciones que ha hecho la Iglesia para encontrar la fuente de errores y confusiones que se han podido dar, clarificando así lo que el concilio quiso transmitir desde un primer momento.
Nació en Inglaterra, de padres ricos y nobles, se educó con los monjes en el condado de Dorset. Al salir de la abadía, viajó a Escocia, a París y a Roma. Vuelto a Francia con un amigo, en Lyón tuvo noticias del monasterio benedictino de Molesmes, fundado por san Roberto en 1076, en Langres, haciéndose monje en dicho monasterio. En 1098 Roberto, Esteban y un grupo de monjes de la Abadía benedictina de Molestes (Francia), deseosos de mayor perfección, se dirigieron a un lugar solitario y pantanoso llamado Cîteaux, en la diócesis de Châlons, donde fundaron una comunidad con una forma de vida diferente a la benedictina de aquel entonces y que fue el origen de la Orden Cisterciense. Durante veinticinco años, rigió la abadía y toda la orden cisterciense, siendo el responsable directo de la consolidación y crecimiento. En 1133 renunció al cargo a causa de la edad y la mala salud y murió el año siguiente, el 28 de marzo de 1134.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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