P. Luke DeMasi, SHM

Entrevistamos en este bloque de «El Sacerdote» al P. Luke DeMasi, Siervo del Hogar de la Madre, ordenado sacerdote hace apenas tres años. Tras una juventud turbulenta, Dios le dejó claro dos cosas: «Tienes que dejar las malas amistades y después tienes que ser mi sacerdote». La Virgen María le ayudó a dar su sí al Señor y, gracias a Ella, hoy es sacerdote. Profundizará en la importancia de acudir a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. También explicará la diferencia entre vida sacerdotal diocesana y vida sacerdotal religiosa y hablará de su actual experiencia de apostolado con los jóvenes en Irlanda.

Apóstoles de Jesucristo

El P. Luke DeMasi, como Siervo del Hogar de la Madre que es, tiene como tercera misión «la conquista de los jóvenes para Jesucristo». Este es el apostolado prioritario, aunque no exclusivo, del Hogar de la Madre. Durante el tiempo que ha estado destinado en Irlanda, ha podido experimentar de primera mano la «sed de verdad» que los jóvenes tienen. Ellos —subraya el P. Luke— tienen derecho a saber que son amados por Dios y que su vida va más allá de lo que el mundo puede ofrecerles. Pero, para eso, necesitan ser evangelizados.

Los distingue su modo de vivir

El P. Luke DeMasi reflexiona desde su experiencia personal como sacerdote religioso de los Siervos del Hogar de la Madre para explicar las diferencias entre el sacerdote diocesano y el sacerdote religioso. Desarrolla brevemente en qué consiste cada uno de los votos que profesan los religiosos: pobreza, castidad y obediencia, y destaca por qué es importante la vida comunitaria, no solo para los religiosos sino también para los sacerdotes diocesanos.

Una nueva oportunidad


Durante el tiempo en que el P. Luke DeMasi, Siervo del Hogar de la Madre, ha estado destinado en Irlanda, se ha encontrado con la triste realidad de que muchos católicos ya no acuden al sacramento de la Confesión porque no lo consideran necesario. Sin embargo, como nos recuerda el P. Luke, solo entraremos en el Reino de los Cielos si renunciamos a nuestros pecados y nos convertimos a Dios. Y es gracias a este sacramento, instituido por Jesucristo, donde se nos brinda una nueva oportunidad de convertirnos y de recuperar la gracia de la justificación.

Fundamento de mi sacerdocio

El P. Luke DeMasi, Siervo del Hogar de la Madre, considera que el sacerdote necesita tener el Santísimo en casa y reservar un momento del día donde mediante la oración, su alma pueda recibir la fuerza que necesita para afrontar los trabajos y dificultades de cada día. No hacerlo de forma humana sino mirando siempre la voluntad de Dios, ya que el sacerdote sin oración finalmente es consumido por el mundo y se convierte en un simple funcionario dejando de lado las cosas de Dios para ocuparse solo de las del mundo.

El amor de una Madre

El P. Luke DeMasi, Siervo del Hogar de la Madre, experimentó a la Virgen María como madre por primera vez tras un intenso periodo de lucha espiritual durante su juventud. Ahora, como sacerdote, él es consciente de que su presencia es mucho mayor. Nos invita a invocar con más frecuencia a María para que, como buena Madre que ama a sus hijos, pueda corregir nuestras faltas, enseñarnos a ser verdaderos cristianos y nos guíe por el camino de la fe.

Yo vivo de la Eucaristía

El P. Luke DeMasi, Siervo del Hogar de la Madre, recuerda que la Santa Misa no es una simple «representación» del sacrificio de la Cruz, sino que es el mismo sacrificio del Calvario. Destaca cuánta necesidad hay de oración y de reparación a causa del abandono y las ofensas que en la actualidad sufre el Señor en este sacramento. Los sacerdotes deben desempeñar su ministerio sacerdotal en fidelidad no a sus propios ideales, sino a la Palabra de Dios.

«Tienes que ser mi sacerdote»

El P. Luke DeMasi, Siervo del Hogar de la Madre, experimentó la llamada al sacerdocio en el primer retiro espiritual que hizo en la universidad. La confesión le trajo una paz tan inexplicable que preguntó al Señor qué tenía que hacer para conservar esa paz toda la vida. El Señor le respondió al instante: «Tienes que dejar las malas amistades, y después tienes que ser mi sacerdote». El miedo le paralizó durante cuatro años, hasta que la Providencia puso en su camino a un sacerdote que le ayudó a descubrir el gran don que es ser elegido por Dios para ser sacerdote.

Don gratuito de Dios

«Yo quiero que tú seas mi sacerdote. Quiero que tú vayas donde Yo quiero ir, que seas mi representante en esta tierra». El P. Luke DeMasi, Siervo del Hogar de la Madre, fue ordenado sacerdote el 29 de abril de 2017, fiesta de Santa Catalina de Siena. Descubrió ese día que, tras ungirlas con los santos oleos, esas ya no eran sus manos, sino las de Cristo, y que tenía que ser consciente de lo que hacía con ellas. Pero lo que más le marcó fue la celebración de su primera Misa, al elevar por primera vez la Eucaristía y comprender lo que es el cuerpo de Cristo.

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