La fraternidad sacerdotal

A pesar de que no hay ninguna regla que obligue al sacerdote a vivir la fraternidad sacerdotal, D. Pablo Ormazábal, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), considera que es una gran ayuda para el presbítero, siempre y cuando sea bien vivido. Puede ser que el Señor pida a algunos vivir en soledad, pero D. Pablo advierte que, si uno se descuida, puede recibir un enorme daño. Para muchos sacerdotes, puede ser un gran enriquecimiento vivir algún tipo de fraternidad sacerdotal. D. Pablo ofrece algunos consejos para saber cómo actuar frente a las pruebas en la lucha espiritual con respecto a la propia vocación.

  • D. José García Hernández —sacerdote de la Diócesis de Alcalá de Henares—nos explica el verdadero significado del celibato sacerdotal, signo de entrega sin reservas a Cristo, para lo cual es necesario que el sacerdote tenga un corazón indiviso, es decir, sin divisiones, solo y exclusivamente para Dios. La misma entrega, el mismo amor que un marido pone en su mujer y en sus hijos, el sacerdote lo tiene que poner con toda la Iglesia. Y por ello, D. José García Hernández nos invita a preguntarnos: «¿Por qué al sacerdote se le pide amar tanto?».

     

     

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