Anne de Guignè y la Eucaristía
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En este «Hacia lo Alto», la Hna. Anna Riordan —Sierva del Hogar de la Madre— nos presenta la vida de Anne de Guignè, una niña que voló al Cielo con solo once años. Dios permitió que, al ver la profunda tristeza de su madre tras la muerte de su padre, Anne empezara su conversión. Preguntó a su madre cómo podía consolarla. Ella respondió que tenía que ser buena. Dios se valió del amor de Anne por su madre para que empezara a esforzarse por ser humilde y obediente, pues, ya a los cinco años, Anne sabía que el orgullo y la desobediencia eran sus defectos dominantes. Su primera comunión fue un paso muy importante para conocer a Jesús, amarle y seguirle. Su madre comentó en alguna ocasión que «seguramente Anne no hubiera podido luchar contra sus defectos dominantes —el orgullo y la desobediencia— si no hubiera sido por la Eucaristía». El amor a la Eucaristía la llevó a esforzarse por hacer la voluntad de Jesús, sin poner como excusa su corta edad y su enfermedad.