Adán y Eva perdieron la amistad con Dios por comer del árbol del paraíso. Todos hemos quedado marcados por el pecado original. El hombre nace inclinado al mal y esto podemos palparlo hoy en día.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc. Más información aquí.