«Sé la luz del mundo que alumbre a todos».

¡María! Al escuchar su nombre, todas sus dudas, miedos, angustias se disiparon. Tú puedes escuchar también cómo Jesús te llama por tu nombre. María Magdalena se da cuenta que el objeto de su amor lo lleva dentro y no lo va a perder; ha quedado restablecida en la fe. Estas son algunas de las ideas sobre las que reflexiona Abelardo de Armas en esta meditación.

«Lo nacido del Espíritu, es espíritu.»

Nació hace el año 560. Educado por su hermano san Leandro, arzobispo hispalense, le sucede en la sede sevillana, donde desarrolla su extraordinaria labor pastoral y literaria. Compone libros llenos de erudición, organiza bibliotecas, preside concilios, ordena la liturgia hispanovisigoda. Después de 40 años de episcopado, muere el 4 de abril del 636. El año 1063 fue trasladado su cuerpo a León, donde hoy recibe culto en la iglesia de su nombre.

«Palabras vivas, ungidas por el Espíritu Santo».

En esta meditación, Abelardo de Armas continúa su reflexión sobre la aparición de Jesús a María Magdalena. Pone en sus labios estas palabras que nos hacen pensar a todos: ¿me voy a ocultar a ti que me buscas para amarme, para adorarme, para besarme, para entregarte?